domingo, 3 de marzo de 2013

Delantal Blanco



El delantal blanco en los hospitales
o
El delantal blanco en las escuelas

Como siempre nuestra querida Alicia Fernandez en “La sexualidad atrapada de la señorita maestra” ha referido al uso del delantal blanco y expresado sus interpretaciones al respecto pero en esta ocasión quisiera resaltar la connotación que el mameluco inmaculado tiene sobre el posicionamiento social y cultural del psicopedagogo.

Muchas veces hemos discutido entre colegas (las más de las veces hemos reído) sobre la vinculación existente entre el hacer y el status en la psicopedagogía.

Sonará controvertido y hasta disparado por una mente resentida pero pienso que: El delantal blanco de un hospital otorga un status especial. Se porta con orgullo. No es lo mismo trabajar en una escuela que en un hospital. Allí “hacemos clínica psicopedagógica”, en las escuelas “no se puede hacer tratamiento psicopedagógico”, y esto último es realmente grave para nuestra imagen social. Juá!

Ni qué hablar el halo de superstar que otorga hablar de nuestros pacientitos de consultorio. Ahí sí la cosa se pone heavy… y pobre, sobre todo en los meses de verano.

Aquello que realmente incomoda es la actitud de algunos profesionales, los veo caminar por los pasillos con el pecho amplio y la mirada altiva. Detrás de ellos la madre con algún niño apurando el paso, los embisten de poderes increíbles. Con sólo media hora de atención curan los problemas (como para no beatificarlos).

Recientemente he acompañado a una madre, con su hijo que padece de una leve hemiparesia a consulta psicológica. Si no iba “alguien de la escuela” no los atendían. Ingresamos los 3 y somos atendidos por 2 psicólogas. Me llamó la atención el tono de voz de quien dirigía la entrevista. Por qué tan elevado, en casi estado de grito? Da más autoridad? Me sonaba a “reto, reprimenda” hacia esa madre, por haber sobreprotegido al hijo enfermo? Por haber abandonado su lugar de mujer?

Cierto es que en nuestro apasionado recorrido, solemos volcarnos por la escuela o el ámbito hospitalario. En escuelas trabajamos en los equipos de orientación o gabinetes, atendemos chicos, maestros y profesores, organizamos talleres y hasta damos clases. A veces ocupamos cargos directivos o de coordinación.

En cambio, ocupados más de la parte clínica, ingresamos a un hospital o sala de auxilios, atendemos en consultorio particular, visitamos escuelas. Nos conectamos con obras sociales,  nos vinculamos con otros profesionales, supervisamos nuestros casos.

Los dos ámbitos son apasionantes y nos cargan de grandes satisfacciones y frustraciones. Y cuando somos un poco “viejitos” y ya cargados de experiencias diversas, está bueno dedicarse a la enseñanza.

Existen profesionales que ejercen en los dos espacios (y en otros tantos). Al ser indagados sobre preferencias o necesidades tienen muy claras sus motivaciones. Por ejemplo, pueden decir:

En la escuela puedo ver realmente el problema de aprendizaje
En la escuela es tanto el conflicto que a veces permanezco encerrada
El contacto con docentes me nutre otras miradas
El consultorio me parece solitario y a veces me aburre
En consultorio puedo atender bien, dar toda mi escucha y atención
El tratamiento es más efectivo en el ámbito privado
Me fascinan los dos ámbitos!

Son elecciones

Como también lo son tus sentimientos hacia el otro, el otro que sufre o padece. Nunca el sufrimiento del otro puede enaltecernos. Nunca podemos ser indiferentes ante el dolor ajeno. Es inaceptable.  Y si nos asusta, lastima, aturde, pedimos ayuda.

Por eso mi elección de este fragmento de la película “SER Y TENER”. La actitud del maestro es tan cálida y a la vez generosa. Es terapéutica.



Así también podemos ser los psicopedagogos en cualquier ámbito, cálidos y empáticos, con una gran capacidad para escuchar, serenos, poniendo límites protectores, ayudando a pensar.
Marité Sarthe




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