LOS ESTUDIANTES:
El cielo de la psicopedagogía
Existe una pedagogía que permite a los alumnos, recurrir a sus propias
experiencias y recursos culturales, a la vez que les permite tomar conciencia y
desempeñar un papel activo como productores de conocimiento en el proceso de la
enseñanza y el aprendizaje.
¿Cómo acompaña la psicopedagogía a esta manera
de entender la apropiación de conocimientos?
Dice Giroux, que los profesores como los alumnos
producen conocimiento al interactuar con un texto e intentar comprender y
reproducir los supuestos sobre los que se basa la escritura particular de un
autor; el conocimiento también se produce en una práctica interpretativa que
lee los textos como parte de un conjunto más amplio de experiencias culturales
e históricas y que, en consecuencia, produce un tipo de conocimiento que va más allá de lo dicho, declarado y
evidente. ¡!!!!!! (Entre nos, esta misma actitud deberíamos tener al
leer siempre los mismos autores que escriben libros de psicopedagogía)
La psicopedagogía como disciplina del pensar
insiste
en el desarrollo de prácticas intelectuales y
de representación social que coadyuvan a descubrir
nuevos sentidos y significados.
La psicopedagogía es la búsqueda de sentidos, cómo
no apropiarse
de estos gestos lectores de producción!.
La
pedagogía, como acto de producción, es relacionada con prácticas económicas,
sociales y políticas, ya que se producen en determinados conjuntos de
relaciones sociales. David Lusted aporta lo siguiente, a lo cual le agregaremos
nuestra mirada psicopedagógica:
Nos permite... preguntar en qué
condiciones y a través de qué medios llegamos a saber. Por lo tanto, el modo
en que uno enseña es de vital importancia, pero a través del prisma de la
pedagogía, se convierte en una inseparable de lo que se está enseñando y
especialmente de cómo uno aprende...
Lo que la pedagogía aborda es el proceso de producción y de intercambio que se
da en este ciclo, la transformación de conciencia que tiene lugar en la interacción de: el
profesor, el alumno y el conocimiento que juntos producen. David Lusted, “Why Pedagogy”, Screen 27:5 (September-October, 1986), p.
3.
El valor psicopedagógico de lo dicho por Lusted es interesante
desde la claridad en que expone el plano de lo estrictamente escolar subsumido
en prácticas económicas, sociales y políticas. En esta visión nuestra
fantasmagórica inclusión de imágenes aprendientes
y enseñantes otorgarían en el mejor de los casos: el sentido que para cada
uno tiene aprender en “estas circunstancias”. Nuestro vínculo con el saber …va más allá y más acá.
Desde esta perspectiva, la pedagogía trata de cómo operan los profesores
y los alumnos en contextos definidos históricamente con objeto de producir
determinadas nociones de conocimiento de alto status, conceptos específicos de
autoridad y representaciones selectas de la identidad individual y colectiva.
La pedagogía, en este sentido, es tanto una práctica política como cultural.
La psicopedagogía no puede estar al margen de estos desarrollos,
encerrándose en lo puramente psicoanalítico y será necesaria una participación
contundente a la hora de interpretar políticas curriculares y modos de
pedagogía. Será capaz de analizar instancias curriculares y modos de pedagogía
y cómo ellos confirman o no, adoptan o no, críticamente el conocimiento y
la experiencia. Será capaz la psicopedagogía de pensar y ofrecer puentes en los
que los estudiantes justifiquen sus propias voces e identidades sociales. La mirada
frente al problema de aprendizaje será diferente al modelo que lo considera
puro déficit
Abordar seriamente, y como un aspecto del
aprendizaje, el conocimiento y las experiencias que constituyen las voces
individuales y colectivas mediante las que los alumnos se identifican y se
otorgan significado a sí mismos y a los demás.
La psicopedagogía
debe acompañar a la pedagogía en desarrollar un lenguaje críticamente
afirmativo que trabaje con y según las experiencias que los alumnos aporten al
aula.
Y en esto, la psp corre con ventaja, acostumbrada a
trabajar siempre con lo que el estudiante “trae”, muchas veces tergiversado o
amparado en una supuesta “escucha” cuando en realidad se trata de carencia
total de un plan de abordaje, de propósitos definidos y de verdadera escucha.
Si bien este enfoque valora las formas del
lenguaje, los modos de razonamiento, las
historias que los alumnos para definir su relación con respecto a la sociedad
en general, también somete tales experiencias e ideologías al discurso del
recelo y del escepticismo.
El objetivo pedagógico que se persigue no es hacer
que los alumnos utilicen rigurosas técnicas analíticas para poder llegar a la
respuesta correcta, sino que utilicen más correctamente una elección razonada a
través de una comprensión crítica de cuáles son los códigos que organizan
distintos significados e intereses en configuraciones de conocimiento y poder.
Se trata de desarrollar una pedagogía que sustituyan
el lenguaje autoritario de la imposición por un enfoque que permita a los
alumnos hablar desde sus propias historias y voces a la vez que desafían la
propia base sobre la que el conocimiento y el poder están construidos y
legitimados.
Dice Giroux, que para demasiados alumnos, las
escuelas son lugares de “tiempo muerto”; es decir, centros de retención que no
tienen nada o muy poco que ver con sus vidas o sueños. Cuántos de ellos han
golpeado nuestras puertas de la psicopedagogía? Cuántos adolescentes han sido “derivados”
por problemas de aprendizaje, por falta de interés, porque no entiende, porque
se ríe todo el tiempo y no presta atención. Quizás sea esta actitud, un acto de
resistencia.
Igualmente importante es la necesidad de que las escuelas cultiven un
espíritu de crítica y de respeto por la dignidad humana, capaz de vincular los
temas sociales y personales con el proyecto pedagógico cuyo objetivo es ayudar
a los alumnos a convertirse en ciudadanos críticos y activos.
Lic. Marité Sarthe
Bibliografía:
GIROUX, Henry: “Pedagogía
y Política de la Esperanza”, Amorrortu,
GIROUX, Henry: “Teoría y resistencia en educación”, Siglo
XXI, 1983
MC LAREN, Peter:
“Pedagogía Crítica y Cultura Depredadora”, Paidós Educador, 1997